PARA NUESTRO CORO

Josefa Rivera Donoso

Empezaré por comentar metafóricamente una frase que le gusta especialmente a nuestro compañero Ignacio, “La amistad es como la música: dos cuerdas del mismo tono, vibrarán a la vez aunque solo se pulse una”. J. Quarles.
En nuestro coro, podemos llegar a sentir eso mismo, la amistad de un grupo de personas, que vibramos a la vez, aunque solo sea una cuerda la que se pulse, Carlos es la cuerda a pulsar, y todos nosotros vibramos a la vez, al simple gesto de una de sus manos.
Ese vibrar a la vez, juntos, nos unirá y hará crecer dentro de nosotros la semilla de la amistad, que ya está germinando y ya la percibo llena de hojas y hermosos frutos.
En este aún pequeño recorrido, que iniciamos a finales de 2008, pienso y siento que hemos llegado a conformar una pequeña y gran familia a la vez; para mí, la música, como cualquiera otra de las artes compartida, y ésta en especial, por lo que conlleva de sentimiento, emoción, y un innumerable cúmulo de sentimientos simultáneos cuando cantamos juntos, por lo que nos une de tal manera que ese vínculo, no se olvidará nunca.
Con todo este escueto preámbulo, solamente queremos daros las gracias, por vuestra lucha, por vuestro tesón, por vuestro trabajo, por nuestros pequeños momentos de inseguridad, por nuestros grandes momentos de entusiasmo, de emoción y satisfacción por el trabajo realizado, por nuestra superación, en fin por nuestros éxitos, todo ello es lo que en mayor o menor medida nos ha hecho crecer, y no dudéis ni por un momento que lo seguiremos haciendo.
Y precisamente esta, ya tangible, realidad ni siquiera hubiera tenido ni un minúsculo destello de existencia, sin cada uno de vosotros y por supuesto sin Carlos, nuestro motor, que a veces “arranca sin haber sacado el aire, o pisado el embrague, y entonces calamos”, pero eso son gajes del oficio, eso es el aprendizaje del día a día, y que poco a poco vamos asimilando y ejerciendo, pero esto es la aventura de la vida misma. Un constante aprendizaje.
Pepa Rivera Donoso