lunes, 9 de marzo de 2009

EL CORO DE AHUPA TRES MESES DESPUES


Bueno. Me había propuesto, este fin de semana, escribir algo sobre lo que ha sido mi peripecia en el arte de cantar, que se inició hace ya tres meses, cuando se creó el coro del hospital.

Los estímulos que he recibido en las enseñanzas del coro, me han llevado a interesarme a cerca de como me suena mi propia voz. Un espejo, nos proporciona una idea exacta de cómo es nuestra cara y del resultado de todas maniobras que podamos hacer para que nos guste más.
Como para con la voz no tengo espejo, es en el coro, donde estoy aprendiendo a oírme, a descubrir como suena mi propia voz. Una serie de – llamémosle trucos - me están permitiendo modificar el sonido que yo percibo. Trato de aprender a “colocar la voz”, a usar el músculo diafragmático, a respirar de forma mas eficiente, a tensar los músculos de la cara para conseguir mejor resonancia y sobre todo a abrir la boca y a dejar la lengua quieta. Con todo esto he descubierto que puedo hacer que mi voz me suene diferente y que hay una tesitura que es mi límite. Ejercitar estos trucos, es como el “espejo de mi voz”, de modo que a veces consigo que me guste. También he conseguido algún resultado chusco, como un dia que iba por la calle cantando “QUE ME QUEREIS EL CABALLERO………” al tiempo que un hombre salía del portal de su casa cuando yo pasaba. Yo me encontraba a esa hora, sin a penas gente por la calle, con la voz bien colocada, aunque creo que él ciudadano pensó que el “colocado” era yo.

Otra cosa interesante es la ilusión del día a día de la gente del coro. También me llama la atención la paciencia y tesón del director, que trabaja con unos aprendices del canto con una formación musical tan pobre, que en ocasiones les lleva a platearle preguntas solo propias de un ignaro musical. Así me ocurrió un vez en que pregunte por unos compases que a mi me parecía: “que estaban desestructurados”. ¡Tremendo!.
Bueno la meta es que algún día, esta foto, que muestra a una parte del coro, cambie por otra con todo el coro en pie frente al público.
En fin, que por arte de birlibirloque, me encontré en un grupo de personas, con entusiasmo, ganas de aprender a catar y un director-Carlos- con una capacidad de magisterio nada común. Por supuesto esto me hace pensar que soy un tío con suerte y por esta razón os aconsejo que vengáis los lunes o miércoles a eso de seis y media a la biblioteca del hospital. No os arrepentiréis.
J.Melon