Es este, un tiempo que me proporciona tristeza, causada por el recuerdo de personas y cosas que ya no están. También es en estos días, cuando tengo la sensación de que el tiempo – mi capital mas importante – se consume a una velocidad exagerada. y si me asomo al espejo, veo que la imagen no ha mejorado precisamente.¡Tremendo asunto! Esta sensación me invita a caminar sin ir a parte alguna, a pesar del frío. Caminaba, envuelto en mis nostalgias, cuando de repente, acuden a mi, los recuerdos y vivencias del concierto del Coro del Hospital, en la Iglesia de Humera el sábado pasado. No se, quizás fue porque había estado viendo, por puro azar, en le tele, Los chicos del coro, película esta, que siempre emociona y me hace aflorar alguna lágrima. En medio de este estado de animo, me decía yo: ¡caramba!, pues nosotros – en nuestro Coro - también hemos sido capaces de emocionar y emocionarnos cantando y tenemos un Director singular, Carlos Rojo. Y también es frecuente ver en nuestros conciertos, personas relevantes del mundo coral. Estas reflexiones, encandilaron mi ánima y empecé a ver la Navidad de la luces, de los anuncios, de los que cantan a capela o los que tocan un saxo, un violín o un acordeón a cambios de unas monedas en la calle.
Tenía frío. Entré a tomar un café. Mientras acariciaba la taza, para calentar las manos, entre sorbo y sorbo escuchaba al Señor Rajoy, que daba su discurso de investidura. Me gustaba la música y la letra. Me encantó oír españoles, en lugar de ciudadanos.Me sacudí la tristeza y las nostalgias y decidí que cantar en el coro, en modo alguno era un asunto menor en mi vida de jubilado. Ahora, me sentía optimista y me parecía, que en España se estaba abriendo una nueva época y que la gente, con ilusión y ganas salía al encuentro del futuro.Definitivamente caminar y cantar en el coro es una bueno para “cazar endorfinas”.
A todos los que transitáis por este vuestro ciberespacio os deseo una Feliz Navidad
PPmelon
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