lunes, 7 de marzo de 2016

AL DR. DE LA ROSA CABALLERO

OTRA ANÉCDOTA 



Querido  DE LA ROSA, como siempre me gusto llamarte. 

Mi mas cordial enhorabuena  por tu nombramiento  como miembro de ASEMEYA. Es para mi  un honor, tener un amigo y compañero, miembro de la Asociacion Española de Médicos Escritores y Artistas. 

Te conocí cuando yo llegue al hospital, con la ilusión de  aprender  el arte de la Cirugía Cardiovascular, en el Servicion del  Dr.Castro  Fariñas, en el cual tu ya eras cardiólogo-hemodinamista.  Aprendi de ti  los conocimientos  que un cirujano debía tener de la cardiologia moderna - que entonces estaba naciendo - y del arte de la auscultación del corazón, que había empezado a popularizar el Dr. Zarco.

Me pasaba mañana y tarde en el hospital, tratando de aprender e ir "haciendo curriculum" para presentarme a una plaza de Residente, que se iba a celebrar en seis meses. Vivía en una pensión  y mi ilusión mas inmediata, era conseguir, interinamente, la habitación  en la que vivía por entonces el Dr. de la Rosa y que quedaría libre si se casaba, de modo que estaban, a la vista, la posibilidad de tener, habitación, cama, comida y  una remuneración anual de 12.320 pesetas. Se  comprende, que mi deseo mas ferviente, fuese el que la boda se celebrara, cuanto antes mejor.

La anécdota, esta basada, en la ganas, que Marisa - felizmente tu esposa durante todos estos años - tenía de casarse contigo. Las ganas que tu tenias de casarte y las  las ganas que yo tenia de que tu te casaras.

Leyendo tu discurso de ingreso en ASEMEYA se me ocurrió contarte esta  entrañable y pequeña/gran historia, con todo el cariño y la añoranza del tiempo que fue. 

PPMelon










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